7 cucharadas de azúcar
5 cucharadas de aceite
2 huevos
400 grs. De harina
Mezclar
el azúcar, el aceite y los huevos en un bol.
Cuando esté todo bien unido, añadir poco a poco la
harina hasta que la masa se despegue de las paredes y podamos cogerla con las
manos para trabajarla.
Darle la
forma que deseemos y freír a fuego medio en abundante aceite caliente.
Ahora
que empiezan los días de frío y lluvia, cocinar es una buena manera de pasar la
tarde con nuestros niños. Desde bien pequeños disfrutan embadurnándose y
manipulándolo todo. Imaginaros su satisfacción si lo que cocinan se lo pueden
comer en el colegio y enseñárselo a sus amigos. A media mañana, en el recreo,
los peques se toman un tentempié para aguantar hasta la hora de comer. En
algunas escuelas han llegado a poner normas estableciendo lo que deben llevar
los niños. Esto es algo que nos puede parecer desmedido, pero teniendo en
cuenta la tendencia a la obesidad de la población infantil española y los malos
hábitos alimenticios que les estamos inculcando, estoy totalmente de acuerdo. A
veces nos resulta más fácil y rápido meterles un bollo en la bolsa de la
merienda; o queremos que se coman algo a toda costa sin pararnos a pensar que
es mejor que lleguen a casa con hambre que comerse una palmera o un donuts, que
no les aporta ninguna vitamina ni nutriente necesario.
Si nos
paramos a pensarlo seguro que encontramos alguna forma de que se tomen un
aperitivo sano. Siempre me sorprendo cuando oigo que a los niños (no los bebés
que aún están empezando a probarlo todo) no les gusta la fruta o la verdura. El
otro día, sólo por diversión, le dije a Silvia que había niños a los que no les
gustaba el tomate y me respondió “No puedo ni imaginarlo”. Tiene 3 años y medio
y devora los tomates. No digo que sea lo más habitual, pero en serio que me
cuesta creer que a un niño no le guste ninguna fruta o verdura. Si nos tomamos
media hora los domingos para organizar la semana estoy segura de que podemos
preparar algo saludable: una mandarina en gajos en un táper, un plátano, una
manzana… y para los que les gusta morder, ¿qué tal una zanahoria cruda, pelada,
fresquita y en tiras? Un trozo de queso, un poco de jamón serrano…
En cualquier
caso, también tienen derecho a un capricho de vez en cuando y mucho mejor que
la bollería industrial, incluso que las galletas compradas, son las que ellos
mismos pueden hacer con vosotros. Pensadlo, ya no será una pérdida de tiempo
preparar la bolsita de la merienda. Los fines de semana, especialmente los que
hace muy mal tiempo, podéis dedicar un ratito a la cocina: galletas,
magdalenas, cupcakes, bizcochitos… o, como hoy, rosquillas. Practicarán la
paciencia, desarrollarán sus habilidades manuales, os divertiréis juntos y
ellos se sentirán superorgullosos de compartir sus creaciones con sus amigos.