No es que los niños suelan hacer ascos precisamente a este plato, pero
siempre se lo podemos hacer aún más divertido. Lo cierto es que no lleva más
trabajo extra que fregar los moldes al terminar. Y me parece una estupenda
manera de sorprender a los niños cuando traigan amiguitos a casa o incluso para
celebrar un cumpleaños. ¿Os imagináis sus caritas cuando en lugar de patatitas
de bolsa y gusanitos se encuentren con su mejor amigo Mickey Mouse convertido
en hamburguesa? Por no mencionar patatas fritas de muchas formas y tamaños. Un
truquito, para no tener que freírlas con los niños ya presentes, podemos
prepararlas un poco antes de la fiesta y darles un golpe de calor antes de
servirla.
Antes de que naciesen mis pequeños organizábamos al menos una fiesta al
año con todos nuestros amigos. Me preocupaba que sus hijos no comiesen lo que
los demás, así que puse algunas chuches en una de las mesas. No sé si os
sorprenderá tanto como a mí, pero es que ni las tocaron. Se volvieron locos con
las mini hamburguesas y los bollitos de chorizo (tranquilos, os pasaré pronto
la receta) y eso que no había formas especiales.
Os pongo el proceso para triunfar en una fiesta infantil sin
conservantes, colorantes ni otras chuches de kiosco:
Pelar y lavar
las patatas. Elegir unas grandes y unos moldes pequeños para que podamos sacar
las formas enteras.
Partir las patatas en rodajas no demasiado gruesas:
A continuación utilizar los moldes sobre las patatas como si fuesen galletas:
Para hacer las
hamburguesas, preparar la carne picada de forma habitual: añadirle un huevo
batido, pan rallado, una pizca de sal y perejil. Tomar una bola de carne con
las manos enharinadas, aplastarlas en una tabla y cortarlas con el molde
elegido:
Retirar la carne que sobra alrededor del molde:
Éste es el resultado:
Se fríe normalmente y ya sólo queda sorprender a los invitados:
Espero que os animéis a prepararlo y que conquistéis a vuestros hijos y a sus amiguitos