viernes, 31 de octubre de 2014

Los que no esperan ningún regalo de la casualidad tienen dominado su destino. Matthew Arnold


        Muchas veces nos preguntamos cómo conseguir que nuestros hijos se comporten durante ratos largos en los que tienen que esperar: la comida, en un restaurante; el avión, en el aeropuerto; nuestra llegada, cuando los dejamos en casa de los abuelos mientras realizamos una escapada en pareja, que tanta falta hace… Se cansan rápido de todo y no podemos llevarnos media casa a cuestas, ¿no podemos? Podemos llevar más de lo que pensamos en muy poquito espacio. Aquí os dejo un ejemplo para mantener entretenidos a niños de 2-4 años, por si os vais de escapada el fin de semana y no sabéis qué llevarles, una cajita de 11 cm. de ancho * 17 de largo * 7 cm. de alto


        No os podéis ni imaginar la cantidad de juegos que caben en una cajita así y cuánto tiempo los podéis mantener entretenidos si aplicáis un poco de paciencia y creatividad:

  1. Pegatinas: Con una sola tira de pegatinas podéis jugar a colocarlas en papeles por colores; a disfrazaros de payasos poniéndoos la roja en la nariz; o a ser caperucita roja, poniéndoos una roja en cada mejilla; y juego libre, pegándolas donde quieran siempre con algún límite, para que no estropeen nada.


  1. Papel y pintura: con una libretita pequeña y una cajita de ceras de las que regalan en los cumpleaños o en algunos restaurantes se podrán mantener entretenidos también un buen rato. Y antes de que se cansen del todo podéis participar con ellos, dibujando, por ejemplo, un círculo y dejándoles imaginar cuántas cosas puede ser: una naranja, una pelota, un sol… es una divertida forma de entrar en el mundo de las adivinanzas.


  1. Cuentas para hacer collares con un hilo de plástico de los que utilizábamos para hacer collares como los que usábamos de niños para hacer pulseras.


  1. Plastilina: ¿A qué niño no le gusta jugar con ella? Unos cuantos colores y un par de moldes dan para un buen rato.


  1. Y aún nos quedan 10 marionetas de animalitos para los dedos que tan de moda se están poniendo. Con ellas podemos jugar a que los niños las pongan y las quiten, que digan qué animales son, el ruido que hacen, lo que comen, a que se escondan… tantos juegos como nos dé la imaginación.


  1. ¡Incluso nos ha cabido el pompero! Y eso ya es todo un lujo. No es lo mejor para un restaurante, desde luego, pero da mucho juego en muchos otros escenarios y les calma más que la música clásica. Es como el plástico de burbujas que nos mantiene entretenidos como si se tratase del más complicado de los rompecabezas, un entretenimiento asegurado.

Al margen de los muchos juegos que podemos improvisar en distintos lugares, ya veis cómo en una pequeña cajita os podéis llevar un buen número de distracciones. Espero haberos ayudado y que disfrutéis de un increíble fin de semana.