Hoy os propongo una receta muy sencilla
que hará las delicias de muchos niños. Una estupenda forma de innovar en la
merienda o de tener resuelta la cena de un día para otro. Un brazo de gitano
salado, relleno de jamón York y queso philadelphia, para que se adapte a los
paladares de los más pequeños. Si queréis sorprender en una fiesta podéis
utilizar queso azul en lugar del anterior. O añadir a la primera mezcla,
nueces. O sustituir el conjunto por ensaladilla rusa. Como veis, es una receta
muy versátil que podéis adaptar a los gustos de vuestra familia.
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Ingredientes:
100 grs. Azúcar
Sal
100 grs. Harina
4 Huevos
Jamón York y
queso philadelphia para rellenar
Lo primero que tenéis que hacer es
separar las claras de las yemas en dos boles.
Batid las yemas hasta que queden
espumosas. Añadirles poco a poco el azúcar. Y cuando esté todo bien mezclado,
la harina tamizada. Removed bien el conjunto para que no queden grumos.
A continuación, batís las claras a punto de
nieve. Este bizcocho no lleva levadura, así que para que quede esponjoso es muy
importante que las claras estén bien firmes, que podáis dar la vuelta al bol y
no caigan.
Añadís
las claras poco a poco al bol donde tenéis las yemas mezcladas con los demás
ingredientes y movéis el conjunto con una cuchara de madera de abajo hacia
arriba. No lo revolváis porque se bajarán las claras y se estropeará el bizcocho.
Una vez que esté todo bien mezclado, lo
vertéis sobre una placa de horno cubierta con papel vegetal untado con
mantequilla y espolvoreado con harina. Este paso es muy importante porque si
no, al intentar despegar el bizcocho se os va a romper y no lo podréis
enrollar.
Meterlo en el horno, con calor arriba y
abajo, a 200º durante 10 minutos. Y nada más sacarlo, despegarlo con cuidado
del papel vegetal y extenderlo sobre un trapo limpio espolvoreado con azúcar
(para que no se pegue) o volved a colocarlo sobre el papel que habéis utilizado
para hornear, ya que enfría rápido. Hacedle un corte a lo largo de la parte más
estrecha para poder enrollarlo con mayor facilidad. Envolvedlo con el papel
como si fuera un caramelo e introducidlo en la nevera durante al menos una
hora.
Pasado ese tiempo, sacadlo del frigorífico,
abrid el paquete, extended de nuevo el bizcocho y rellenarlo al gusto (es la
misma receta de bizcocho para un relleno salado que para uno dulce). Para los
peques os propongo que extendáis unas lonchas de jamón York y le untéis queso
philadelphia. Lo volvéis a enrollar y… ¡ya está listo para servir!
Lo podéis guardar en la nevera envuelto
en el propio papel vegetal. Si queréis congelarlo, como cualquier bizcocho,
para que se conserve mejor os aconsejo que lo envolváis primero en papel de
cocina (que absorberá la humedad que se forme en el congelador) y a
continuación en film transparente o papel aluminio.
Para presentarlo entero, yo quitaría la
primera rodaja y la última, para darle un aspecto más uniforme y profesional.
También lo podéis presentar en una fuente partido en rodajas. Espero que os
guste. A Silvia no le ha hecho mucha gracia la receta de bizcocho, pero Sergio
ha devorado el rollito en meriendas y cenas. Ya me contaréis cuánto triunfan en
vuestras casas.
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