viernes, 11 de julio de 2014

Be yourself. Everyone else is already taken. Óscar Wilde


                                                                                                     Playa de Riviera Maya, 2008


            “Sé tú mismo. Todos los demás están cogidos”. Es una verdad muy obvia que muchas veces se nos olvida, especialmente cuando tratamos con niños. ¿Cuántas veces hemos tenido que oír: “pero Pedro todavía usa pañal, pues Juan lo dejó hace ya 6 meses”? A pocos parece importarle que Pedro, en cambio, colorea perfectamente dentro de las líneas, mientras que Juan parece que ni siquiera las ve. Y tampoco tenemos que fijarnos en esto, sino en Pedro, si somos sus padres, o en Juan, o María… Pocas cosas hacen más daño a la autoestima de un niño, hablando claro de una vida normal sin tragedias, que las tan odiosas comparaciones. Y es que muchas veces nos resulta difícil no hacerlas. Qué raro que todavía no ande… su hermana, a su edad… ¡y dale! Pero es que su hermana no es él!!!!!

            Siempre que vayamos a comparar a nuestros hijos entre ellos o con otros hermanos tenemos que buscar dentro de nosotros mismos a aquel niño que fuimos y que detestaba que nos hicieran exactamente eso; tanto como que nos dijeran “uy, pero qué rico” mientras nos daban un buen pellizco en la mejilla, que sí, que sí, que por mucho cariño con el que se haga eso es un pellizco y duele igual. Las palabras son afiladas y hacen mucho daño. Recordémoslo.

            Hay mucha diferencia entre los niños que nacen en enero y los que nacen en diciembre, pensadlo, casi un año; eso para un bebé es casi un mundo. Y entre niños y niñas; sí, debemos luchar por tener los mismos derechos, pero no por ser iguales porque no lo somos. Es evidente cuando nos miramos, pero ya se ha demostrado sobradamente que por dentro somos igual de distintos, nuestro cerebro, nuestras hormonas… nos hacen dos seres completamente diferentes y eso es bueno, nos complementamos. Hagamos eso mismo por nuestros niños. Si a Pedro hay que ayudarle con el pañal quizá tengamos que reforzar su autoestima, armarnos de paciencia y cambiarle 20 veces las sábanas cada noche. Premiarle cuando haya que cambiarle la mitad de las veces que al principio… En cambio, Juan quizá necesite que hagamos ejercicios de habilidad motriz fina con él como jugar con la arena o la plastilina.

            En cualquier caso, no hacemos ningún favor a niño ni a adulto con las comparaciones. Nos iría mucho mejor si en lugar de decirles “¿por qué no haces esto como tu hermano?” Les dijésemos, “¡qué bien, ya has logrado esto! ¿por qué no intentamos ahora esto que es aún más difícil?”

            Os lanzo una propuesta, eduquemos niños que adoren los retos, que piensen que hacerse pis en la cama no sólo no es vergonzoso, sino una oportunidad de aprender algo nuevo, a controlar los esfínteres, y de superarse a sí mismo. Las carreras están bien, pero por qué no cronometrarles, celebrándolo cada vez que mejoren sus tiempos. Me parece mucho más productivo tratar de mejorarse a uno mismo que intentar ser mejor que el de al lado. Porque siempre habrá gente a la que se le dé mejor y peor que a nosotros determinadas materias, pero lo que está claro es que a lo largo de toda nuestra vida siempre podemos mejorar algo de nosotros mismos. Si tenemos una fuerte autoestima y nos lo tomamos como un reto nos introduciremos en una dinámica de constante crecimiento personal que a mi parecer es mucho más productivo.

            El otro día oí una frase en una película que me encantó. Una madre, Barbra Streisand, le decía a su hijo: “Si pusiesen en fila a todos los niños del mundo siempre te elegiría a ti”. ¿Acaso no haríamos todas lo mismo? ¿Y alguna querría realmente que su hijo se comportase exactamente como el de al lado? Reflejar en ellos nuestras envidias y nuestras carencias no les hace ningún favor. Hacerles ver que han avanzado mucho y que si siguen esforzándose así podrán llegar incluso más lejos, sí. Y no os olvidéis de las palabras clave de esta frase “YA han avanzado mucho” y podrán llegar AÚN más lejos. Se trata de que quieran superar retos, no de mostrarles lo que todavía no han conseguido. Es una gran diferencia que puede suponer que el niño quiera correr más o que se rinda. Hagamos grandes corredores de obstáculos y enseñémosles tantos recursos como se nos ocurran para ir saltándolos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comparte tus opiniones con nosotros