viernes, 23 de enero de 2015

Si puedes soñarlo, puedes hacerlo. Walt Disney


                                                                              Eurodisney, París. Diciembre 2013

        Me encanta esta frase. Anoche estuve viendo la película “Al encuentro de Mr. Banks”. Me parece mucho más acertado, especialmente después de verla, el título en inglés, Salvando al Sr. Banks, que está basada en la escritora de Mary Poppins, la australiana P.L. Travers. Para mí, la mejor parte de la película fue ver la persistencia del Sr. Disney, su espíritu soñador y luchador. Creo fervientemente en los sueños, en la gente idealista, en la importancia de la imaginación y, por supuesto, todo ello acompañado de mucho trabajo. Es bonito ver de dónde salen las películas. Ya me había gustado “Descubriendo Nunca Jamás” que nos cuenta en qué se inspiró J.M. Barrie para escribir Peter Pan; y espero que sigan mostrándonos cómo esos mundos soñados son, en muchas ocasiones, un escape de una persona normal y corriente, como tú y como yo. Porque, en el fondo, debemos reconocer que todos somos únicos, aunque a veces nos cueste valorarnos. Todos tenemos algo importante que aportar; sólo debemos creer en ello y esforzarnos. A veces es más fácil no intentarlo, ya se sabe, así no se puede fracasar, pero ¿acaso no hay mayor fracaso? Si lo intentas y no lo logras, habrás luchado, te habrás hecho más fuerte y, sobre todo, si lo has intentado de verdad, habrás aprendido mucho. No se puede hacer nada sin adquirir conocimientos y habilidades valiosas. En cambio, como bien reza el dicho, “el que no arriesga no gana”. Si no lo intentamos, no es que no fracasemos es que nos estamos aceptando como fracasados sin habernos dado la oportunidad de demostrarnos lo contrario.

La gente rara vez se arrepiente de lo que ha hecho, pero muchas veces se arrepiente de lo que no ha hecho. A mí, desde luego, me ha pasado. Siempre fui una buena estudiante. Al terminar el colegio hice Periodismo, no me planteé otro futuro que no fuese estudiar una carrera y era la única que unía dos de mis pasiones, leer y escribir. Podía haber hecho Literatura, pero no me veía con tanta imaginación como para elaborar un libro. El caso, es que después de probar el trabajo de los medios de comunicación no me gustó nada el mundillo y decidí distanciarme de él. Pero no puedo decir que me arrepienta de mi decisión, ni siquiera un poco. Todo lo que he hecho me ha llevado hasta donde estoy. Estudiando la carrera conocí al que hoy es mi marido y el amor de mi vida. Y con él tengo lo que siempre he soñado, una familia maravillosa. A veces me siento como un ama de casa de los años 50 porque reconozco que pasar tiempo los 4 juntos es lo que más valoro y lo que más me gusta en el mundo entero. Creo que la diferencia es que hoy podemos elegir. Yo hago esto porque quiero, no porque sea el camino marcado.

        Las nuevas tecnologías me han permitido abrir este blog para compartir con vosotros todas mis pequeñas locuras. Aún le estoy cogiendo el tranquillo a esto de las etiquetas, los hastags y la creación de páginas web, así que voy a tener que ser paciente hasta que mis ideas puedan llegar a más gente, pero estoy segura de que lo voy a conseguir. Para eso me levanto a las 06.45 todos los días y cojo el ordenador en cuanto los peques se duermen. Y cocino con una cámara de fotos en una mano y practico delante de la cámara mis lecturas de cuentos, a ver cuándo saco el canal de youtube con las historias que más me gustan para los niños y os las voy enseñando.

        De momento os voy comentando las manualidades más básicas, empezando por lo facilito, pero ya llegaremos a la parte más divertida y loca de fiestas sorpresas para adultos, de llaves mágicas para Papá Noel o de tartas temáticas. Y es que esto es un sueño, la oportunidad de comunicarme con otras personas interesadas en los mismos temas y aprender de las ideas que vosotros me aportáis, así como escribir sobre las preguntas que me hacéis. Agradezco mucho cada uno de vuestros comentarios porque me hacen compañía en este camino que, de otra forma, sería poco más que un diario.

        Soy una enamorada de Disney y todo el mundo que le rodea. Sé que ahora se critica el hecho de que en todos los cuentos de nuestra niñez el príncipe rescatase a la princesa y que muestren historias ideales donde todo acaba bien. Pero si somos sinceros, en todos ellos hay momentos muy duros, como la muerte de Bambi, cuento que siempre me negué a leer a mi hermana pequeña y que aún hoy ni he comprado a mis niños ni he vuelto a releer. Lo importante es que tienen un buen final, como el que todos podemos conseguir. La vida no es perfecta, está hecha para los luchadores, como Walt Disney, uno de mis héroes porque supo labrarse un futuro trabajando duro y haciendo algo precioso, creando un mundo de ilusión y fantasía donde todos podemos ser felices un instante.

        Eurodisney es, sin duda, un lugar mágico, pero DisneyWorld, en Orlando me impresionó de veras. Había más jubilados que niños y muchísima gente con distintas discapacidades. Tienen el parque perfectamente preparado con sillas de ruedas y motos eléctricas que se pueden alquilar para que cualquier persona se pueda desplazar por él aunque tenga una movilidad reducida. Es genial verlos a todos reír y disfrutar y ser felices. La vida no es perfecta, pero podemos llenarla de momentos que sí lo son. En casa siempre oí que se disfruta más de las cosas que te cuesta conseguir. Supongo que es cierto porque cuando todo nos es dado lo valoramos poco. En cambio, cuando luchamos por algo y lo conseguimos sentimos un grado de orgullo y satisfacción incomparable.

        A veces me sale mi vena más petarda, aquella que me dice que no siempre podemos conseguir lo que nos proponemos, que el esfuerzo no siempre es suficiente, que la mala suerte pesa mucho. Normalmente esa parte pedorra e insoportable de mí asoma en momentos en los que tengo un sueño por el que quiero luchar y todo el terror y el miedo que nos embarca al principio de cada nueva acción por si nos equivocamos, por si sale mal. Entonces veo películas como ésta donde dos personas, Walt Disney y P. L. Travers salieron adelante y cumplieron un sueño, un gran sueño. O “En busca de la felicidad” donde Will Smith lleva a la pantalla la vida de Chris Gardner. No os la voy a destripar por si aún no la habéis visto, pero está basada en una historia real y, si os da miedo empezar un proyecto os recomiendo verla porque es la vida de un luchador. Y es que la mala suerte nos da muchos golpes, pero como siempre les repito a mis hijos, cuando te caes tienes que levantarte porque lo importante no es cuantas veces te caes, sino lo rápido que te levantas. Lamentarse, a parte de un agradable desahogo momentáneo, es, si dura demasiado, una gran pérdida de tiempo. Me encanta soñar y creer en los sueños; pienso que si nos esforzamos al máximo podemos conseguirlos, aunque a veces tengamos que seguir un camino muy distinto al que habíamos planeado. Y soy y seré siempre una acérrima defensora de los cuentos de hadas porque en todos, antes de un gran final, hay una historia de superación, una batalla que librar o incluso un dragón que matar.

        Mi hija empezó este año el colegio, y con él las nuevas relaciones e inseguridades. Ha empezado a decirnos entre morros y sollozos que no nos riamos de ella, en cualquier momento, y obviamente sin ninguna razón. Probablemente lo dice cuando se encuentra más sensible o no entiende alguno de nuestros comentarios y le he dicho dos cosas: una, que sólo se ríen de los demás los tontos, así que nosotros no podemos reírnos de ella porque somos muy listos. Y dos, que cuando alguien le diga algo que la ofenda o la hiera diga “habla cucurucho, que no te escucho”. Tiene 4 años, me parecía pronto para el “A palabras necias oídos sordos”. No dejemos que los comentarios de los demás, maliciosos o bienintencionados, nos echen para atrás. Si tenéis un sueño, luchar por él y, si no lo conseguís, aprended, en el camino, tanto como podáis.

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